Biología del mejillón

El Mejillón de Galicia (Mytilus galloprovincialis) es un molusco bivalvo que presenta una característica forma longitudinal de hacha, en punta y gruesa en el extremo anterior, y larga muy afilada en el posterior. Su concha está formada por dos valvas iguales de carbonato cálcico, cubiertas externamente por una capa de color negro azulado, donde se pueden observar unas líneas concéntricas denominadas estrías de crecimiento.

Por lo que se refiere a su aspecto interno, la vianda tiene habitualmente un color anaranjado, aunque hay individuos que presentan un color más blanco. Con todo, estos colores son más intensos que los de los mejillones procedentes de otros lugares, debido a las excepcionales condiciones, en cantidad y calidad, del fitoplancton de las rías gallegas.

El Mejillón de Galicia se alimenta por filtración, aprovechando el fitoplancton que se encuentra en el agua del mar. Su capacidad de filtración es excepcional, llegando a filtrar hasta ocho litros de agua por hora.

En cuanto a la reproducción, el Mejillón de Galicia es un animal de sexos separados. Machos y hembras echan sus gametos al mar, donde se produce la fecundación. Las larvas producidas hacen vida pelágica durante unas semanas mientras completan su desarrollo, y luego se fijan a un sustrato mediante unos filamentos denominados biso, unas fibras que crea el mejillón por secreción natural de una proteína que se endurece en contacto con el agua.

Esta particularidad natural del mejillón es aprovechada por los mitilicultores gallegos para fijarlo a las cuerdas que cuelgan de las bateas, para conseguir así un producto de la máxima calidad, con un elevado rendimiento en vianda y libre de arenas y lama. En estado silvestre, el mejillón habita en las rocas del litoral pero no se permite extraerlo (salvo la semilla en los períodos regulados) ni comercializarlo.